La filosofía y los filósofos con los indignados del 15m: una implicación especial.

Indignados en la Puerta del Sol de MadridResulta llamativa la implicación que ha tenido la filosofía en el 15m, el movimiento de los “indignados”. Que esta disciplina se haya interesado por el movimiento no sería algo excepcional, ya que un movimiento social con una repercusión tan grande tiene lógica y necesariamente que motivar su curiosidad. Más todavía si tenemos en cuenta que es un fenómeno que ya se observa desde todos los aspectos. Lo que resulta decisivo es la preferencia que desde el primer momento han otorgado las personas que se ocupan en el mundo de la filosofía en España. Algo que ya permite crear sospechas de esta significación especial que el mundo de la indignación representa para la filosofía.
En el surgimiento del movimiento y todavía pasado un tiempo desde entonces buena parte de los sectores intelectuales se mostraban indiferentes a él. Así era frecuente ver a literatos, gente de la pintura o del resto de las artes eludir por completo el 15m. Incluso dándose las primeras aglomeraciones en la Puerta del Sol de Madrid muchos escritores creían más interesante hablar de cualquier tema literario que de lo que en muchas ocasiones estaba pasando a pocos metros de sus casas. Sólo cuando el fenómeno llegó de forma masiva a los medios de comunicación (algo que fue retenido por éstos el mayor tiempo posible) se convirtió en tema de tertulia. Este indicio resulta relevante en cuanto a que ya hace ver cómo personas vinculadas al intelectualismo pero de sectores distintos no sienten el mismo interés por este tema.
Si el filósofo piensa es porque se ve apremiado a resolver problemas, pero estos problemas no suelen ser producto de una divagación intelectual aleatoria. Por el contrario, es común a la naturaleza del filósofo el sentirse contrariado por algo que no considera apropiado. Algo que no debería ser como se suele presentar. Hecho que no contradice la propia curiosidad intelectual, sino que la complementa. Es por esto que entre los filósofos más conocidos (y también entre muchos de los que no lo son) podemos observar cómo se sienten especialmente perseguidos por una idea o en todo caso por unas pocas que alimentan el núcleo de su pensamiento (Platón, el mundo de las ideas, Plotino , el Uno, etc…). Así pues cabría decir que la condición vital del filósofo es la de sentirse indignado. Algo que concuerda perfectamente con la indignación social que las masas han sentido en estos últimos tiempos y que hace que, en principio, alguien dedicado a la filosofía fácilmente desarrolle una especial empatía por el movimiento de los “indignados”. Cosa que no quita que en su pensamiento también haya concordancia con muchas de las reivindicaciones sociales que las masas solicitan, pero lo verdaderamente significativo es que esta aproximación se haga desde el primer plano de la indignación.
También es preciso matizar que los filósofos no son un grupo homogéneo con unas características únicas y completamente determinadas. Dentro de este sector, como no podía ser de otra forma al hablar de algo tan amplio, hay personas de toda clase de ideología y con gustos muy distintos. Si tenemos en cuenta que el 15m, por mucho que en ocasiones no se quiera ver así, es un movimiento con una clara orientación hacia la izquierda comprenderemos por qué filósofos que se suelen posicionar en la derecha política tienden a sentir más displicencia hacia un movimiento social de estas características que ya le suele resultar desagradable en su aspecto. Naturalmente luego, como buenos filósofos que son, encontrarán una explicación racional que justifique su postura.

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