Pérez Reverte, los #perezrevertefacts, Moratinos y el significado de todo.

La actualidad, aparte de efímera, incita a la confusión debido al barullo que genera a su alrededor. Es por esto que el tiempo y la distancia ayudan a conseguir perspectiva y a mejorar la comprensión.
Han pasado ya casi dos meses desde los improperios que Arturo Pérez Reverte lanzó contra el ministro saliente, Miguel Ángel Moratinos. A estas alturas el revuelo que se suscitó en muchos medios de comunicación y en la opinión popular parece casi disipado. Es por tanto un buen momento para mirar al pasado e intentar rascar la superficie para comprender qué es lo que realmente ha sucedido y lo que significa.
Lo primero que había que entender es que los insultos no son hechos aislados que surjan de la nada ni que tengan una finalidad directa premeditada. Por el contrario brotan como consecuencia lógica y espontánea de la forma que tiene su autor de ver la vida. Es por esto que resulta necesario mirar hacia el árbol para poder comprender el porqué de sus frutos.
El modo de pensar de Reverte hace vigente la famosa frase de Unamuno: "A los ramplones, el mejor servicio que se les puede hacer es ir contra ellos y partirlos por el eje.". Una forma de afrontar la realidad que sin duda se encuentra firmemente arraigada en el carácter psicológico de Reverte. De la misma manera que en psicología se describe la frecuente tendencia de las personas que son víctimas de maltratos a volver a repetirlos o, cuando menos, a mostrar una tendencia pendenciera, así parece sucederle también al carácter de Reverte que funciona como un resorte en la misma dirección y que parece reavivarse gracias a una cosmovisión que tiene como centro el horror del que no es posible sustraerse, sólo afrontarlo con dignidad. Una búsqueda de la dignidad que tampoco surge por casualidad. Acertadamente el musicólogo Paul Oliver describía el blues como la lucha de los exiliados africanos por recuperar el orgullo y la dignidad después de los sufrimientos y la diáspora en los Estados Unidos. Esto es así porque el sufrimiento acarrea casi inevitablemente el desarraigo de la persona en la existencia y consecuentemente la necesidad vital de recuperarlo. Reverte siente el trascurso de la historia como un horror infranqueable sin solución, pero ha hallado un pequeño lugar en el que poder recupera la dignidad, el honor. Honor que se consigue no necesariamente en el éxito, sino que, por el contrario, sucede en la misma acción. En tener el coraje de decir “no” a lo que es horrible e inevitable.
Visto lo anterior habrá que comprender que cuando Reverte se refirió a los sollozos de Moratinos diciendo: “Por cierto, que no se me olvide. Vi llorar a Moratinos. Ni para irse tuvo huevos.” o como "Luego Moratinos, gimoteando en público, se fue como un perfecto mierda", no sucedió otra cosa que la prolongación de una forma de pensar que obliga a afrontar lo miserable en la vida. Para saber si la actuación de Moratinos se encuentra dentro de lo miserable resulta necesario, en primer lugar, poder despejar las falacias que derivan de apelar a la emotividad. Es decir, que por el mero hecho de que una persona llore y suscite en nosotros la piedad no quiere decir que lo que diga sea cierto o lo que haga correcto. Además hay que tener en cuenta que las reacciones emotivas que cada uno de nosotros tenemos son en buena parte subjetivas. Es decir, dependen de nuestra forma de percibir lo externo, incluso más que de lo externo en sí.
Otro detalle importante para comprender la situación en la que acabó Moratinos es el concepto de sensiblería. Mediante la sensiblería la persona se disocia de la realidad para pasar a posicionarse en su Yo más interno. Esto sucede cuando la reacción emotiva de la persona no es acorde a los estímulos que recibe del exterior. Un ejemplo recurrente de esto se da en infinidad de individuos que lloran efusivamente cuando ven cualquier película en el cine y, sin embargo, se muestran fríos o insensibles respecto a las mismas o a peores realidades que se les presentan en el quehacer cotidiano. Resulta lógico que si vemos una persona sufriendo cerca de nosotros ello nos afecte emotivamente, pero es irracional que nos afecte terriblemente algo que sólo existe en la ficción mientras que somos completamente indiferentes hacia lo que tenemos en la realidad. Así pues, llegado a este punto, se podría distinguir entre sensiblería y sensibilidad. La primera supone una desvinculación con la realidad y generalmente sólo sirve como vía de escape emocional (el individuo que llora de esta manera en el cine llora realmente sus penas, sólo que proyectadas en los personajes), mientras que la segunda supone el hacerse consciente de la realidad. El saber extender al máximo lo que Cortázar llamó pseudópodos en “Rayuela”. A todas luces los sollozos de Moratinos se encuentran dentro del margen de la sensiblería. Es también por esto que Reverte defiende el derecho de cualquier hombre a llorar: “No se es menos hombre (hablamos del ministro Moratinos) por llorar. Nadie habla de eso.”. Lo que realmente pide es el lamento sano, el que se haga por algo que realmente es triste y merezca la pena. Claramente, con la infinidad de sucesos horripilantes que hay en la vida, resulta un menosprecio hacia la gente que sufre de verdad el lamentarse por cambiar de trabajo. Sin duda el reflejo emotivo e incontrolado por el que Moratinos se sintió superado no hubiese existido si él comprendiese realmente la situación en la que se hallaba. Un efecto que, por cierto, es común a muchas terapias de psicoanálisis.
La explicación que finalmente ofreció Reverte para justificar sus insultos es que habló “De un ministro cuya política es claudicante y débil.” “Y que se despidió con lágrimas al ser cesado cuando no lo esperaba.” Hay que tener en cuenta que, aunque esto pueda ser también cierto, la afirmación corresponde con el carácter y el orden de valores del que la pronuncia. Reverte ha declarado en repetidas ocasiones el aborrecimiento que siente hacia toda persona que transige en mantener una situación en la que quede injustamente tratado. Circunstancia que ha visto en el desempeño del trabajo de Moratinos y que le resulta determinante para justificar su crítica. Aunque puede ser una explicación que también justifica el comportamiento de Moratinos pienso yo que sólo se refiere a una faceta de la sensiblería y es el propio Reverte el que ha querido darle más relevancia. Para comprender que la explicación de Reverte haya quedado centrada en un único aspecto nos puede servir otro ejemplo común, el de los deportistas que después años trabajando para el mismo club rompen a llorar cuando no se les prorroga el contrato o cuando son echados. En estos casos el resultado es similar (el personaje público lloriqueando en público) pero ahora no nos encontramos con ninguna “política claudicante y débil”.
Pero una cosa es el suceso en sí (los insultos a Moratinos) y otra la repercusión que han tenido. La más obvia es el aumento vertiginoso del número de seguidores de Reverte en twitter (No esperaba este éxito. 2.000 seguidores nuevos en 24 horas, gracias al extinto ministro; Esto es mejor que mi caricatura en Muchachada Nui. Si lo llego a saber, lo insulto mucho antes). El problema es que desde aquí las motivaciones que atraen la atención del resto de las personas ya pasan a ser distintas. Se podría decir que el “escándalo”, junto al morbo que lleva éste implícito, ha sido lo que verdaderamente han querido ver la mayor parte de personas que tan pronto se han sentido atraídas por este suceso como lo han olvidado una vez que ha dejado de ser actualidad. Y unido al escándalo vienen las interpretaciones erróneas de quién, no comprendiendo la posición desde la que es lanzado el improperio, lo perciben como altivez, vanidad o ansias de protagonismo.

2 comentarios:

Anónimo 20 de diciembre de 2010, 10:41  

Interesante artículo.

A quien quiera ver una recopilación de #perezrevertefacts le recomiendo visitar mi web:

http://www.perezrevertefacts.com

Saludos.
Vicente.

Ricardo 21 de diciembre de 2010, 4:22  

Gracias. Yo también tengo que felicitarte por tu página. La visité cuando estuve buscando información y me pareció muy interesante.

Un saludo.