Anonymous, Assange, Wikileaks: La "mentalidad hacker".

Mal que le pese al conservadurismo de la revista "Time" es obvio que el hombre del año (sino de la década) es Julian Assange. Lo que ha girado en torno a él es la progresión que cabría esperar en los descubrimientos de los escándalos ocultos de los gobiernos. Si el periodismo fue el detonante del Watergate, hoy en día el medio tenía que ser casi forzosamente internet. Aunque hay infinidad de páginas que hablan sobre cualquier aspecto del tema hay un detalle al que creo que se le da una relevancia secundaria. Lo que yo llamaría la mentalidad de “hacker nato” que se da en Assange.
Assange mismo ha querido rectificar los malentendidos comunes que pretenden situarlo como líder pacifista. Una confusión generada por la tendencia habitual a guiarse por las apariencias. El que se revelen las diversas atrocidades de los gobiernos y el que Assange tenga un tono calmado a la hora de expresarse han sido algunas de las claves para suscitar el equívoco. Sin embargo Assange propugna una actitud combativa bajo la que la guerra queda justificada. Sin duda un reflejo de su propia personalidad e ideología.
La esencia de un “hacker nato” es romper sistemas y hacer que todo sea accesible a todos. En este sentido resulta comprensible y esperable que Assange haya declarado estar influido por el libro de George Orwell, “1984”. También resulta lógico que su formación personal haya transcurrido por los cauces del software libre o que desde su adolescencia se haya visto inmerso entre otros hackers como él.
Sin embargo hay que distinguir la “mentalidad hacker” de la mentalidad tradicional de “activista por los derechos humanos”. Si bien ambas pueden converger en distintos puntos, la prioridad hacker se centra en el sistema. Es cierto que, una vez roto, esto sambién suele suponer una revivificación de los derechos humanos de las personas, pero sólo de forma secundaria y, en cierto modo, como objetivo colateral. Desde el camino de los derechos humanos el sistema pasa a un segundo plano después de la dignidad de la persona. Es por esto que un activista de los derechos humanos se mostrará reacio a justificar el empleo de la violencia, mientras que Assange sí podrá defender la legitimidad de una clase de guerra.
Esta mentalidad hacker acaba por ser una ideología como cualquier otra y, por lo tanto, es igualmente susceptible de caer en similares vicios o de aprovechar sus virtudes. Teniendo en cuenta que las personas no se hacen por generación espontánea, cabría pensar que han existido y existen una serie de circunstancias que propician que grupos de individuos tengan esta mentalidad. Es entonces cuando nos topamos con Anonymous. Una gran masa de gente que, aun siendo heterogenea, comparte la suficiente afinidad con lo que significa Assange como para empujar en la misma dirección. Fruto de esto son los recientes ataques a Visa, Mastercard, Amazon,… o cualquier organismo o gobierno que busque obstaculizar la labor de Assange o de Wikileaks.
Si el sistema busca uniformizar e integrar a sus individuos cabría pensar que su mayor fracaso está en los que buscan atacarlo. Es más, habría que suponer que los que lo atacan son también frutos del sistema. Porque si el sistema no es bueno sus defectos chocan con las necesidades fundamentales de las personas obligándolas a rebelarse contra él.

1 comentarios:

Edwin Francisco Herrera Paz 11 de abril de 2012, 7:19  

Sin dada el mundo está cambiando. Ahora vemos el tipo de personalidad revolucionaria en los hackers. En el fondo, este tipo de rebeldes son idealistas y luchan por un mundo mejor, aunque su motivación primaria sea el derrumbamiento de sistemas.