Rasgos frecuentes de los "pensadores populistas"

Mono que piensaUtilizaré la expresión “pensador populista” para referirme a la clase de personas que, en alguna medida, son iconos de masas al ser demandados para expresar su juicio sobre temas o aspectos de ámbito general pese a que, estrictamente, no sean expertos en los asuntos a los que se refieren. Aunque este tipo de papel no es exclusivo de estos últimos años, sí que es cierto que recientemente han proliferado de forma especial debido en buena medida al aumento de las posibilidades de comunicación. Si bien estas personas pueden dedicarse a distintos apartados, su modus operandi tiende a aglutinarse bajo una serie de elementos comunes. Intentaré citar algunos de ellos.

Actualidad:
Los temas tratados son generalmente referidos a lo que está sucediendo en este preciso momento, de forma que lo que hoy es un artículo interesante mañana ya no lo será tanto y pasado, seguramente, ya será irrelevante. Es por esto que su opinión debe ser expresada casi inmediatamente para que tenga la repercusión que le confiere valor. De hecho es común que los pensamientos de esta clase de personas no aguanten el paso del tiempo.

Realimentar prejuicios:
En lugar de obtener su valor a base de interpretar la realidad, persiguen el asentimiento común del grupo social al que se refieren. Esta circunstancia ubica necesariamente a los pensadores populistas dentro de un contexto concreto que, además, es el que le confiere reconocimiento y por lo tanto valor a sus pensamientos. Por ejemplo, mientras que en Europa está mal visto mantener en prisión a Bradley Manning en Estados Unidos sucede lo contrario. Un pensador populista europeo será crítico con el encarcelamiento, mientras que uno norteamericano tenderá a mostrarse favorable alegando, por ejemplo, motivos patrióticos. Es por esto que, en realidad, no constituyen una voz realmente crítica sino que se limitan a amplificar la opinión de la mayoría.

La verdad que todos quieren oír:
Al ser realimentadores de prejuicios su mayor mérito se encuentra en ser capaz de proferir lo que todo el mundo piensa y expresar, especialmente, el pensamiento común que está larvado pero que no ha alcanzado todavía su luz. Por ejemplo, prosiguiendo con el ejemplo de Manning, el pensador populista europeo podrá concluir que es un mártir, mientras que el norteamericano dirá que es un traidor a la nación. En este sentido lo “creativo” aparece en la vinculación a un nuevo factor que ya era de sospecha común pero que era necesario que alguien pronunciase.
Esta dinámica es pareja a la de muchos personajes de series de televisión o de películas que logran repercusión gracias a que responden a las demandas sociales. Es por esto que buena parte del impacto social de las primeras películas de Katherine Hepburn se debió a que interpretaba personajes de mujer joven y emancipada. Demanda ésta que ya era por entonces una fuerte reivindicación social y que tuvo uno de sus catalizadores en los papeles que interpretó Hepburn mediante los cuales la sociedad tuvo un espejo en el que poder reflejarse y afirmarse.

No hay comprensión global:
Las interpretaciones ofrecidas suelen referirse a aspectos concretos, de tal manera que con las explicaciones dadas no es posible conseguir una explicación que ofrezca una panorámica global de la situación. Si el tema tratado es de política, se comentará un aspecto determinado. Después otro similar, y así sucesivamente. Pero, pese a que se pueda llegar a tener una enumeración amplia de casos, no se extraerán consecuencias (más allá de las puramente ideológicas) que ofrezcan una explicación global de la situación. Algo que obliga al espectador a entrar en un círculo vicioso ya que deberá volver a acudir a una nueva interpretación para saber qué está pasando con cada suceso particular. Es por esto que el formato adecuado para los pensadores populistas se circunscribe a pequeñas pero constantes aportaciones que son mostradas de forma extremadamente nítida, preferentemente descriptivas y con una clara tendencia al sensacionalismo.

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